domingo, 28 de junio de 2015

Desaparición Forzada

"Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de burla".
Demócrates

Casi cumplo todo un mes sin escribir. Me dedique en estos veintiocho días a observar, a leer el twiter, a ver noticias RCN de vez en cuando; porque los demás medios de comunicación (escritos, radiales o televisivos) siguen apestando al repugnante olor de la mermelada.

Vi durante este tiempo, la tremenda apatía de los colombianos; el "desordenado orden" de valores y prioridades que tenemos. Nos importó más el papelón de la Selección Colombia en la Copa América que el desangre acelerado al que está llegando el país por culpa de la acción delictiva de las farc y del actual gobierno; hermanos siameses que hasta ahora hemos llegado a conocer. No hay ninguna diferencia entre el proceder terrorista de la guerrilla y la indiferencia y aceptación de la barbarie por parte de Santos.

Hemos llegado al capítulo (yo creo que ya uno de los últimos de este dichoso proceso de paz) de la desaparición forzada. No me refiero al crimen (generalmente estatal) de desaparecer opositores como lo hacen Cuba y Venezuela. Me refiero a la Desaparición Forzada a la que hemos sido llevados en este proceso. 

Miremos todo lo que ha desaparecido:

Ha desaparecido la decencia y la honestidad de parte del Gobierno con respecto al pueblo, a quien debe proteger y cuidar. Fuera del silencio y pasividad de parte de la Casa de Nariño ante los hostigamientos de las farc. Hostigamientos que van desde voladuras de torres y oleoductos hasta ataques asesinos a civiles y militares; salen a relucir frases como la del mindefensa (pasamos del muñeco de ventrílocuo al carebonachón inútil) "Si hay paz, yo seré el primer garante de la seguridad de las farc". ¡Háganme el favor! El gobierno garantizará la seguridad de las farc... ¿y la de los colombianos? ¿Quién? 




Ha desaparecido la hipocresía de las farc. Han mostrado el calibre criminal que poseen, que siempre han poseído. Sus ataques después de su falso cese unilateral que habían lanzado en diciembre; son descarados, sangrientos, desafiantes porque saben que el Gobierno no dirá nada y que el pueblo idiota y distraído no protestará sino que seguirá amedrentado, pensando que vale mas un cobarde vivo que un valiente muerto.

Ha desaparecido la esperanza en muchos que se oponen a este desmadre y este despelote. Se ha vislumbrado la maquinaria política corrupta y peligrosa de Santos. Muy estructurada. Respaldada con los fusiles de las farc, la plata del narcotrafico y las dictaduras de Maduro y Castro. Esas ganas de luchar de muchos se han ido al traste; desaparecieron. (confieso que en mi lograron casi doblegarme; pero ya estoy acá).

Ha desaparecido la reacción de la sociedad. En Junio de 2012, indígenas del Cauca sacaban a patadas a los militares de su zona; y la gente reaccionó. La semana pasada la comunidad del Mango (mejor dicho los coqueros y terroristas que viven camuflados entre la población civil) sacaron a los policías destruyéndoles hasta con retroexcavadora el cuartel... y no reaccionamos. Ni nos enteramos.Y si nos enteramos nos importó un pepino.

Ha desaparecido la capacidad de sorprendernos (bueno esa ha desaparecido hace un jurgo de tiempo) ante las muertes y asesinatos de las farc contra nuestras sagradas fuerzas militares. La censurable e indignante frase de Santos se hizo presente en la mayoría de los colombianos. "Cuando las farc atenten o asesinen a alguien importante, levantaremos la mesa de paz". La semana pasada siguieron asesinando a nuestros soldados y eso ya no nos sorprende, no nos conduele; nos volvimos como el presidente..."son muertes que ya no son importantes".

Ha desaparecido la inversión extranjera. Multinacionales como Bayer, Mazda, Michelin, Adams, etc. Han cerrado sus plantas en el país. Ven con enorme preocupación la inestabilidad social, política y económica en la que estamos entrando. No se van a quedar a esperar la hecatombe. Se fueron y dejaron un montón de desempleados que nunca se verán en el falso índice de desempleo del Dane y el Gobierno.

Ha desaparecido el honor militar. Somos muchos los que a través de redes sociales protestamos sobre esta alianza criminal Santos farc. Somos muchos los que pedimos que salga un oficial a defender la honra de sus hombres. Somos muchos los que quisiéramos un golpe militar. Pero los oficiales desaparecieron... por persecuciones del Gobierno; ya muchos están encarcelados, los otros viven temerosos, callados y los otros traidoramente enmermelados.

Ha desaparecido el sentido común. Se volvió el menos común de los sentidos. La guerrilla haciendo y deshaciendo. Santos imperceptible. Las grandes ciudades como Bogotá como en una cápsula del tiempo vivimos aislados de la realidad nacional. La gente en las veredas y en la zona roja durmiendo con miedo. Llorando sus muertos. El sentido común nos pediría que reaccionáramos. No con marchas de 300 personas. Con levantamientos sociales fuertes como los que se han visto en la vecina Venezuela, en Argentina, en Ecuador. Acá solo nos congregamos para hacer caravanas para Nairo Quintana, la Selección de fútbol, etc. Perdimos el sentido común.

Habrá muchas cosas más que han desaparecido. Esta columna desapareció casi por un mes. Faltarán muchas cosas por desaparecer. Hoy se desapareció un helicóptero que seguramente, como la semana pasada, lo habrán derribado las farc.

Cuando desaparezca la libertad de expresión, la dignidad, la autonomía y la decencia como ya desaparecieron en Venezuela; reaccionaremos como ellos; tardíamente, saldremos a las calles a recuperar lo que lentamente, gota a gota y con nuestra pasividad vimos desaparecer.

Como la frase de Demócrates lo define... vamos perdiendo: Los malos sirven de ejemplo y los buenos servimos de burla. 

Los malos van ganando; juepuerca... ¡No me crean tan aguacate!

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